Fuente: Emol.
[Opinión]
Nuestro país se encuentra dividido, fraccionado por tanta desigualdad y prejuicios que le acontecen. Esta problemática social data de muchos años atrás: antes de Fujimori, antes de San Martín e incluso antes de Pizarro y la conquista.
El ser una nación pluricultural parece generarnos orgullo solo cuando alguna revista internacional hace un documental sobre los pueblos originarios del Perú o cuando somos reconocidos a nivel mundial por nuestra gastronomía. Es un sentimiento efímero que no echa raíces en lo más profundo de nuestra identidad, como debería hacerlo.
Es precisamente en nuestra identidad donde me gustaría reflexionar porque, como mencioné previamente, esto no viene de hace poco tiempo atrás. Podemos hacer un breve análisis hacia nuestro pasado y veremos el mismo patrón, una y otra vez.
"Nos encontramos profundamente desunidos desde antes de llamarnos Perú"
Cuando Francisco Pizarro llega al territorio del Tahuantinsuyo, encuentra un imperio dividido. Por una parte, una guerra civil entre dos bandos por la disputa del poder y, en simultáneo, un gran descontento en los pueblos sometidos al poderío Inca. Estos hechos facilitaron la conquista, inicialmente apoyada por civilizaciones nativas como los cañaris, huancas y la facción de Pizarro (Wachtel, Historia de América Latina, p. 173).
Posteriormente, en pleno virreinato, encontramos nuevos episodios de desunión. Por una parte, demeritando el argumento indigenista posmoderno, el racismo no fue únicamente de blancos hacia el resto de razas: “la mutua antipatía que sentían indios y negros en los sectores populares de la ciudad permitió que los blancos mantuvieran el control social de su espacio urbano”. (Fisher, El Perú borbónico, p. 148).
Y no solo esto; sino que, entre semejantes tampoco se apoyaron: Mateo García Pumacahua, quien en 1814 lideraría la rebelión criolla en contra de las autoridades virreinales, no apoyó a Tupac Amaru II en 1781. De hecho, llegó a enviar soldados indios al Cuzco para suprimir el levantamiento insurgente de este personaje porque lo consideraba un usurpador y no veía una oportunidad de ascenso personal si apoyaba esa iniciativa (Fisher, El Perú borbónico, p. 146-150). Si criollos, indios, mestizos y mulatos se hubieran unido a José Gabriel Condorcanqui, al margen de sus motivos reales para sublevarse, hubiéramos sido, probablemente, la primera nación independiente de la región.
En la actualidad, pasando por la evidencia literaria de antaño, resulta evidente el fraccionamiento del Perú. No podemos pretender mejorar como nación si primero no mejoramos como seres humanos. Si queremos construir Estado desde abajo hacia arriba, debemos, al menos, tener un país parcialmente unido para tener una base sólida sobre la cual construir una nación próspera.
En esta Pascua, tiempo de reflexión, deberíamos tomar conciencia sobre la gran importancia de la unión para construir una nación próspera para sus ciudadanos. Nos encontramos profundamente desunidos desde antes de llamarnos Perú y esto, en el largo plazo, no ha hecho más que alejar el desarrollo, aumentando las brechas entre nosotros y con el resto del mundo.
No podemos darnos el lujo de seguir omitiendo esta verdad si realmente queremos salir de esta crisis sociopolítica y progresar como nación. Aún estamos a tiempo de despertar.
Lecturas de interés:
Lebrún, E. (1892). Historia de la conquista del Perú y de Pizarro. Imprenta y librería de Subirana Hermanos. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-conquista-del-peru-y-de-pizarro--0/html/ff2b1b7c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html
Fisher, J. (2000). El Perú borbónico. Instituto de Estudios Peruanos. https://issuu.com/ladyrosatorrejonzelaya/docs/007_el_per___borb__nico_ce91897c8f4708
Wachtel, N. & Bethell, L. (1990). Historia de América Latina. Crítica. Capítulo 7. https://www.clubensayos.com/Historia-Americana/Nathan-Wachtel-Cap%C3%ADtulo-7-Los-Indios-Y-La/1034446.html
Alegría, C. (1987). Los perros hambrientos. Alianza editorial.
Arguedas, J. (2011). Yawar fiesta. Horizonte.
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